Diagnostico, docencia y síndrome de Estocolmo
Esto es una mezcla entre contar una anécdota de clases e intentar desahogarme como docente…
El diagnóstico y la opinión que nadie pidió
Estando en clase de guitarra un alumno principiante me comenta que meses atrás había intentado comenzar a aprender piano con un “gran pianista” académico de su ciudad (al cual no pienso nombrar) y que luego de unas clases le dijo que él (el profesor) estaba en un nivel que requería alumnos más preparados que alguien que recién comienza y que no iba a continuar dándole clases. No es la primera vez que alguien que está comenzando a aprender conmigo me cuenta algo como esto, pero sí es la primera vez que tuve la suficiente confianza como para preguntar algunas cosas al respecto y observar un poco qué es lo que le había sucedido.
La primera pregunta que le hice es “¿Usó las palabras alto nivel?” y la respuesta fue que sí, que esas palabras dijo y que luego de eso continuó diciendo que las personas que se dedican a lo académico (clásico) como él no pueden trabajar con quienes no tienen nada de experiencia porque ya están haciendo otras cosas.
La segunda pregunta que le hice fue ¿Le habías dicho al momento de comenzar clases que no tenías ninguna experiencia? Lo que me contestó mi alumno fue que sí, que de hecho es lo primero que le aclaró antes de comenzar cualquier arreglo para convertirse en alumno de ese sujeto.
Estocolmos varios y la respuesta reprimida.
No pude evitar ver que mientras mi alumno respondía estas dos preguntas intentaba justificar y hasta defender la postura del autopercibido profesor que no hizo otra cosa que dejarlo sin clases y encima decirle que el problema era él. Me dijo “es lógico que si está en un nivel alto no quiera enseñarme a mí que recién comienzo”, también me dijo “No le entendía nada en las clases pero eso es porque no sé”.
Es curioso como estas situaciones siguen repitiendose en el ámbito de la enseñanza musical y más curioso aún que sigan siendo aceptadas. Pensemos un momento lo que sucedió aquí:
- Un adulto busca un servicio educativo por el que va a pagar y deja claro que “es principiante”.
- Otro adulto acepta esas condiciones y le da validez a un trato aceptando el pago.
- El segundo adulto rompe el trato aduciendo que no acepta más algo que ya había aceptado echándole la culpa a la otra parte…
Si eso lo hiciera alguien vendiendo un auto o incluso en un ámbito como el deportivo correría el riesgo de que le den un fuerte puñetazo en la cara… Y por favor no me malinterpreten porque no es mi intención fomentar la violencia, solo pongo de manifiesto que hay una actitud terriblemente ruin de una de las dos partes en esto, pero nadie parece tomarla como tal. Quizá el ex profesor necesitaba el dinero, quizá se olvidó lo aburrido que le resulta darle clases a principiantes o incluso quizá olvidó cuánto más trabajo lleva enseñarle a alguien que recién comienza que trabajar con semi profesionales o aficionados avanzados. Cualquiera de las razones posibles no le exoneran de haber tenido una actitud reprochable generando un verdadero problema a la otra persona y usando su posición de dominancia para salirse de una situación que en principio se metió voluntariamente.
Mi alumno no hizo otra cosa que creerse el verso que le dijo un sujeto que solamente quería salirse de un compromiso, que existe el “alto nivel” y que encima de eso hay que aprender con personas que no lo tengan…¿Quién les da el derecho de lastimar a los demás para no hacerse cargo de los compromisos que asumen?
Una pequeña nota docente
Aunque parezca contraintuitivo es cierto que cuesta mucho más trabajo lograr ayudar a una persona sin experiencia a iniciarse en el mundo de la ejecución musical (que es lo que elegantemente se llama a aprender a tocar la guitarra o el piano) que guiar a alguien que ya tiene mucha experiencia en el tema. Sé que parece que es más difícil trabajar con alguien que está formandose como profesor o que quiere hacer una carrera profesional pero en realidad no es así. Por supuesto que hay que tener más experiencia y conocimiento que el alumno, pero en esos casos realmente es más fácil porque esa persona ya puede resolver situaciones por sí misma (algo que el profesor que no quiere trabajar valora mucho). Los alumnos que están en proceso de formación semi profesional o profesional tienen otra relación con lo que hacen y habitualmente piden más una opinión acerca de qué camino tomar o incluso un diagnóstico de su situación actual. Quien recién comienza puede no saber cuál es el camino que quiere, incluso puede no imaginarse que hay tantos caminos como personas y ayudarle a ver esto es parte del trabajo del profesor, un arduo trabajo que hay que complementar con que el iniciante sienta comodidad con el instrumento y tenga pequeñas victorias para no desanimarse ni frustrarse. Esto es definitivamente más dificil que opinar cómo alguien está interpretando una obra musical o que ayudar a resolver un pasaje complicado.
Esto no hace mas que alimentar mis ganas como profesor de hacer conocer que una docencia artística que no sea canalla y violenta es necesaria y que existe, que no somos todos y todas lo mismo. Que la experiencia y los años de estudio no dan licencia para maltratar o no hacerse cargo de los compromisos sin explicación coherente, que de ninguna manera es válido lastimar y limitar a los demás cuando encontramos nuestros propios límites en poder ayudarlos.
Si tienes alguna opinión o has vivido como alumno o profe una situación como esta puedes contarmela en profenomada(en)proton.me